Uso y abuso de la Biblia
©2008Milton Acosta
En una ocasión un hijo con emoción le cuenta a su padre cómo había “volado” por los aires al golpear una ola y ser expulsado de una goma tirada por una lancha con motor de seis cilindros y 3.500 cm3; el papá le respondió, “es cierto que Dios nos cuida, pero no debemos abusar.” Otra historia cuenta de un individuo que de manera arrogante desafió una serpiente venenosa porque la Biblia dice: “aplastarás al león y a la víbora; pisarás fieras y serpientes, y nada te pasará” (Salmo 91:13–14); pues resulta que la serpiente lo mordió y el tipo se murió. Hubo otro caso en el que una persona le dijo a otra: “lánzate desde este edificio, porque la Biblia dice que Dios mandará a sus ángeles para que te sostengan en sus manos y tus pies no tropiecen contra piedra alguna...”
Los tres casos son de la vida real. Al primero, un joven llevado por la emoción del momento, no le paso nada por la misericordia de Dios; al segundo ya sabemos lo que le pasó por la arrogancia y porque la serpiente tal vez no había leído el salmo 91.
El tercer caso se encuentra en Mateo 4.[1] Es Satanás quien le cita a Jesús Salmo 91:11–12 (cp. Salmo 34:8). Es el único caso de la Biblia donde Satanás cita la Escritura. Jesús, como sabemos, no le hizo caso a Satanás. Pero ¿por qué no se lanzó Jesús si Satanás estaba citando dos versículos de la Biblia que Jesús conocía y creía que eran palabra de Dios?
Como Satanás sabe que Jesús conoce las Escrituras y que es obediente a ellas, su estrategia consiste entonces en citarle la Biblia a Jesús. Toma las palabras de un salmo de la Biblia y las recita con la intención de hacer pecar a Jesús. Es como si se pudiera pecar “cumpliendo” lo que dice la Biblia. Es decir, una forma de manipulación de la Biblia, de engañar y de hacer daño a otras personas puede ser la cita de un versículo o dos, como lo hizo Satanás.
El problema del “versículo” o texto prueba es que ningún versículo, por muy de la Biblia que sea, contiene toda la verdad bíblica, ni toda la verdad sobre un mismo tema. Según parece, las palabras del Salmo 91 son para “un rey o un guerrero que acaba de escapar de un ataque mortal violento y todavía enfrenta el peligro”. Son palabras de bendición para momentos de peligro y accidentes, no una intervención divina para evitar un suicidio.[2] Pero, tampoco son palabras absolutas ni siquiera bajo el antiguo pacto, porque como sabemos por la misma Biblia, los justos y los inocentes también sufren (Salmo 44:24; 55:3). Lo que sí saben los creyentes es que “en últimas, cualquiera que sean las circunstancias, están seguros en el amor de Dios”: él está con sus hijos en los momentos de angustia[3] (Salmo 91:15).
El antídoto hermenéutico de Jesús para combatir la versiculitis es: está escrito esto, pero también está escrito esto otro. Muy sencillo. Es decir, la verdad de la Biblia no está en un versículo ni dos, sino en toda la Biblia. Por eso cuando Satanás le cita un par de versículos a Jesús, la respuesta del Señor es “eso que tú dices que está escrito no es lo único que está escrito.” De modo pues que la verdad bíblica no se construye citando versículos aislados, por muy bonitos, pastorales o alentadores que suenen. Debemos cuidarnos del engaño puesto que la versiculitis es una forma de distorsionar de la Biblia y de engañar.
La Biblia afirma que Dios es soberano sobre toda la tierra y sobre nuestras vidas. Todos quisiéramos parar de sufrir, pero por difícil que nos resulte aceptar, en ocasiones los creyentes pasan por pruebas y dificultades que Dios en su sabiduría permite. En otras ocasiones nos libra milagrosamente de tragedias, dolor y sufrimiento. Así que los versículos bíblicos de protección y prosperidad no son cheques en blanco firmados por Dios para que el portador los cobre a su antojo. No importa quién cite los versículos ni con cuanta convicción los diga. Satanás citó bien, pero aplicó mal, como Jesús se lo demostró. De modo pues que, lea toda la Biblia, vacúnese contra la versiculitis y cuídese de las culebras.
©2008Milton Acosta
[1]Nótese que el orden de las tentaciones es diferente en Lucas (4:9–12). Aparentemente el interés del tercer evangelio es más temático que cronológico. Véase Craig L. Blomberg, "Matthew," in Commentary on the New Testament use of the Old Testament, ed. G. K. Beale y D. A. Carson (Grand Rapids, Michigan, EEUUA: Baker Academic, 2007), 15–16. Otros autores se resisten a las clasificaciones de este salmo por lo inciertas y controvertidas. Obsérvese también en este salmo la multiplicidad de hablantes. Véase Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos II (Estella, Spain: Ed. Verbo Divino, 1996), 1185–1189.
[2]Blomberg, 16.
[3]John R. W. Stott, Favourite Psalms: growing closer to God (Grand Rapids: Baker, 2003), 73–74.
1 comentario:
Cuanta falta les haría a muchos leer ésto para darse cuenta que cuando sacan un texto de su contexto se convierte en un pretexto
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