Maíz pira
Milton Acosta, PhD
Como maíz pira, aquí vemos crecer toda clase de
grupos llamados “cristianos”. Decimos “llamados” porque no se les conoce
tradición ni afiliación. Se levantan por “supuestos” llamados que Dios les hace
a ciertos individuos. Y decimos “supuestos” porque no hay forma de comprobar a
qué números llama Dios. Tantas comillas se vuelven odiosas y confusas, como la
situación en nuestro continente con tanto grupo “cristiano” recién nacido.
El problema no es tanto el garaje donde nace
una iglesia, sino si ese garaje está conectado a una casa y si tiene acceso a
las grandes y anchas carreteras de las tradiciones cristianas. Aún si uno no
cree en la sucesión apostólica como la iglesia Católica o la Ortodoxa, todo
cristiano tiene que reconocer las tradiciones. La fe cristiana y su contenido se
reciben de otros, no directamente de la Biblia, como piensan muchos. Las
tradiciones van desde la forma de la oración y el bautismo, hasta las
metodologías teológicas. Es un absoluto engaño pensar que la fe cristiana puede
existir sin tradiciones. La pregunta es qué edad tienen y quién las vigila.
Reconocer las tradiciones significa enseñar lo
que se ha recibido y cuestionar a la iglesia cuando las tradiciones se apartan
de la Escritura, como hizo Jesús. Poco o nada se puede hablar con quienes
desconocen todo esto porque creen que a ellos Dios les habla por aparte.
Es verdad que no existe una tradición cristiana
única, pero sabemos que algunas tradiciones y creencias son nuevas y otras antiguas;
que algunas vienen del estudio riguroso de la Biblia y otras surgen de textos
aislados; que algunos usan la Sagrada Escritura para servir a los demás y otros
para servirse a sí mismos; que algunas iglesias tienen controles internos y
otras manipuladores.
Cuando surge un escándalo en alguna iglesia, muchos
quieren mandar a todas las iglesias al diablo; algunos no saben dónde
mandarlas. Otros dicen que si alguien se llama cristiano, debe serlo, pues a quien
diga que no, se le acusa de intolerante. Sin embargo, hay diferencias.
Pierre Bastian sostiene que muchos de los
grupos “cristianos” de América Latina, en realidad no son descendientes del
protestantismo, sino mutaciones de la religiosidad popular católica. Su
teología, organización y ethos, poco o nada tienen que ver con Reformador
alguno.[1]
No debemos caer en el juego de descalificar a
alguien porque descalificó a otro. Hay que entender los argumentos. Así como
los médicos se acreditan entre sí mismos (y los ingenieros, los abogados y
demás), así los cristianos nos acreditamos y nos reconocemos entre nosotros
mismos por las creencias y tradiciones que recibimos, preservamos y divulgamos.
No es la Biblia sola sin la tradición. En esto hay que conocer mejor lo que
dijeron y practicaron los Reformadores. Que hay diversidad, la hay; que eso
suena a teología católica, suena. No es cuestión de que suene o no sino de la
realidad.
La aparición constante de individuos que,
desconectados de más de dos mil años de historia del cristianismo, se
autoproclaman ministros, apóstoles, profetas, patriarcas y demás, es una
consecuencia lógica e inevitable del menosprecio de muchos cristianos
evangélicos por la tradición. Dejar a un lado la tradición y pretender mantener
el orden en las iglesias es como predicar la libertad sexual a nombre del desarrollo
de la personalidad y esperar que no haya embarazo de adolescentes.
Los casos frecuentes de abusos en iglesias muestran
lo que ocurre cuando se menosprecian las tradiciones cristianas fundamentales y
el cuerpo de Cristo, que es la iglesia universal. En conclusión, una de las
grandes tareas que tenemos por delante los cristianos evangélicos de América
Latina es descubrir las grandes riquezas de las tradiciones cristianas, las
cuales tienen el potencial de enriquecer la teología, la piedad, la liturgia y la
praxis. Usted me dirá que otros se aferran a las tradiciones y también cometen
abusos. Yo le diré que tiene razón y que también es un tema que amerita
discusión. Unos cristianos adolecemos de unas cosas y otros de otras.
[1]Más detalles de esto se puede leer
en Milton Acosta, “Power
Pentecostalisms,” Christianity Today 53, no. 8 (2009): 40–42.
4 comentarios:
Gracias Milton; excelente reflexión y muy oportuna además. Lamentablemente, no hay manera práctica y efectiva de hacer esa diferenciación que mencionas entre cristianos históricos y advenedizos... si muchas veces ni entre los cristianos logramos hacer esas distinciones, mucho menos le podemos pedir a los demás que lo hagan. Para ellos lo más normal y natural es meternos a todos en el mismo saco, pero reflexiones como esta ayudan mucho. Gracias otra vez.
excelente reflexión, reciban muchas bendiciones en el nombre de Jesús
Mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
!que alegria volver a leerlo!
EXCELENTE ARTICULO Y MUY BIEN CENTRADO EN CUANTO A LOS GRUPOS CRISTIANOS Y SU TEOLOGIA
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