febrero 26, 2014

El Manual del Candidato



Lo que todo elector debe saber 
Milton Acosta, PhD
 
Muchas cosas han cambiado a lo largo de la historia, pero la forma de llevar a cabo una campaña política parece seguir siendo la misma desde antes de Cristo. No exageramos. Analice lo que sigue a continuación y dígame si no es lo mismo que vemos hoy:

1. El candidato presenta una imagen que lo haga ver fuerte y convincente.
2. La disciplina y la dedicación son fundamentales para la campaña.
3. El candidato debe tener mucha visibilidad, aparecer donde la gente lo puede encontrar.
4. Es importante tocar la fibra de las frustraciones que sufre la gente.
5. El candidato debe manifestar un interés por la región de donde es cada persona para mostrar que será un gobernante para todos, sin discriminación ni regionalismos.
6. El candidato es empático, se identifica con los problemas de la gente y les concede la razón.
7. El desprestigio del gobierno actual es fundamental.
8. Aunque nunca en su vida haya hecho nada que valga la pena, el candidato se presenta como el único que puede solucionar verdaderamente los problemas de las personas.
9. El candidato se iguala a la gente para que lo sientan como uno de ellos, del pueblo.
10. El cariño del candidato debe ser evidente.
11. El candidato debe llegar a la mayor cantidad de gente posible con el fin de alcanzar una base amplia de apoyo.
12. Y por último, se logra el resultado anhelado, el político se gana el cariño y el apoyo de la gente.

Estos doce componentes que acabamos de enunciar describen la campaña proselitista de Absalón, como la registra la Biblia en apenas seis versículos; es exactamente igual a lo que hacen los políticos hoy en día. Aparentemente siempre ha funcionado. Impresiona la brevedad del relato bíblico, que prácticamente es el manual universal de todo político en campaña:

Pasado algún tiempo, Absalón consiguió carros de combate, algunos caballos y una escolta de cincuenta soldados.  Se levantaba temprano y se ponía a la vera del camino, junto a la entrada de la ciudad. Cuando pasaba alguien que iba a ver al rey para que le resolviera un pleito, Absalón lo llamaba y le preguntaba de qué pueblo venía. Aquél le decía de qué tribu israelita era, y Absalón le aseguraba: “Tu demanda es muy justa, pero no habrá quien te escuche de parte del rey.”  En seguida añadía: “¡Ojalá me pusieran por juez en el país! Todo el que tuviera un pleito o una demanda vendría a mí, y yo le haría justicia.” Además de esto, si alguien se le acercaba para inclinarse ante él, Absalón le tendía los brazos, lo abrazaba y lo saludaba con un beso.  Esto hacía Absalón con todos los israelitas que iban a ver al rey para que les resolviera algún asunto, y así fue ganándose el cariño del pueblo.
2 Samuel 15:1-6 (NVI)

Cuando lleguen las elecciones, cuídese de tanto Absalón que anda por ahí; vote por hechos y verdades, no por imagen y banalidades. Y si está buscando una iglesia cristiana, asegúrese que el ministro tampoco haya estudiado con el manual de Absalón.©2014Milton Acosta