agosto 23, 2010

El que juega con candela...

El caso del “fuego extraño”

Milton Acosta, PhD

El mismo día que Aarón es ordenado, dos de sus cuatro hijos, todos sacerdotes, son descalificados de una forma que nadie olvidará. Nadab y Abiú mueren quemados en lugar de las ofrendas que trajeron a Dios, por haber ofrecido “fuego extraño” (’esh zarah). Es el primer día de Aaron como Sumo Sacerdote. ¡Vaya manera de concluir la ceremonia de ordenación! Qué historia tan rara. Los detalles del relato son tan escasos que hace difícil determinar qué fue lo que ocurrió (Levítico 10:1–5). ¿Cómo puede un fuego ser “extraño”; Candela es candela. Si en esa época se usaba leña para los sacrificios, ¿qué diferencia puede haber entre un fuego y otro? Lo extraño no es solo el fuego que ofrecieron, sino la forma como nos han contado esta historia.

Si uno es un astuto moralista, podría elaborar un sermón con una lista de pecados que “ de seguro” tenían los hijos de Aarón que fueron fulminados; y otra lista de la clase de vida que Dios espera de sus ministros para que no salgan chamuscados; esa estrategia homilética no sería extraña de algunos predicadores. Pero en realidad el texto no dice explícitamente por qué Dios mandó fuego y quemó a estos dos; o, por lo menos no lo dice directamente. Por eso, en vez de lanzarnos a elaborar listados, valdría la pena primero hacer un esfuerzo por entender el episodio de manera más global.

Lo primero que debemos observar es que la Biblia contiene otras historias donde se mezclan el triunfo con la tragedia.[1] La primera victoria de Israel en Canaán va seguida de la destrucción de la familia de Acán (Josué 7). La inauguración del ministerio del gran profeta Samuel va seguida de la destrucción del sacerdote Elí y sus dos hijos (1S 4–7). Jesús es bautizado, el Espíritu Santo desciende, Dios dice que está complacido, y enseguida Jesús es tentado por Satanás (Mt 3–4). Pentecostés, las conversiones masivas en la iglesia primitiva, las sanidades y la generosidad desbordada de los primeros cristianos están seguidos de la muerte súbita de Ananías y Zafira (Hech 1–4). La historia de Nadab y Abiú podrá ser rara, pero no está sola. ¿Habrá aquí un patrón bíblico que refleja un patrón humano y a su vez otro divino?

Una explicación probable del caso que nos ocupa es que el fuego que usaron Nadab y Abiú venía de un lugar ordinario (quizá de la cocina, una fogata, una lámpara cualquiera) y no del altar, como lo demanda la norma. Se especifica en las instrucciones que la procedencia es importante porque “de esa manera Aarón no morirá” (Lev 16:12–13).[2] También existía la advertencia específica de no ofrecer a Yavé “incienso extraño” (quetoret zarah) (Ex 30:9). Probablemente se refiere a lo mismo. Pero ¿qué es exactamente “lo mismo”? Si fuego es fuego, incienso también es incienso.

La explicación de la procedencia indebida del fuego y del incienso tienen sentido, pero no parece razón suficiente para un castigo tan drástico. Es cierto que hay cosas en la Biblia que uno no entiende, pero ¿no será que hay algo más que simplemente el fuego?

Siendo que lo que se ofrece no es fuego, sino animales o cereales, el fuego parece indicar más que la candela no más. Por eso los comentaristas coinciden en afirmar que el texto de Levítico no dice qué ofrenda trajeron.[3] De todos es sabido que el fuego no es la ofrenda. El fuego se describe de dos maneras: es extraño y Dios no lo mandó. Siendo este un caso del típico paralelismo hebreo, podemos suponer que se trata de lo mismo. El fuego que Dios manda no puede ser extraño y si es extraño es porque no fue el que Dios mandó. Así pues, no nos queda duda de que para el sacerdote, el fuego no es cosa de juego, pero todavía a este fuego le falta claridad.©2010Milton Acosta

Continuará . . .


[1]Gordon J. Wenham, The Book of Leviticus, The New International Commentary on the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1979), 153. Hemos añadido otros ejemplos a los que da Wenham.

[2]John Goldingay, Israel's Gospel, vol. 1, Old Testament Theology (Downers Grove: IVP, 2003), 424, John Goldingay, Israel's Life, vol. 3, Old Testament Theology (Downers Grove: IVP, 2009), 86.

[3]Paul R. House, Old Testament Theology (Downers Grove: IVP, 1998), 134.




agosto 13, 2010

Qué tiene que ver el chisme con la segunda venida de Cristo

El Peligroso caso del Zángano

Milton Acosta, PhD

Una de las causas del atraso en nuestro continente, aparte de la corrupción, la injusticia, la explotación, y la violencia, entre otras cosas, es la holgazanería. El holgazán quiere vivir bien y no trabajar. Cuando el holgazán es sofisticado, se convierte en profesional de la holgazanería; aparenta estar trabajando y habla copiosamente de sus tantas ocupaciones y las grandes responsabilidades que pesan sobre sus callosos hombros laborales. Espera que lo respeten, y hasta que lo admiren. Así que, además de holgazán, es quimérico y mitómano. Por eso cuando le solicitan hacer algo, responde que no tiene tiempo.

En el mundo de las abejas, este individuo se llama zángano. Es más robusto y de antenas más largas que las obreras, pero no tiene aguijón. Es decir, aparte de fecundar, es un completo inútil.

El problema de los holgazanes es viejo. Hasta existió en la iglesia cristiana en los puros inicios. Por eso, en su segunda carta a los Tesalonicenses, Pablo dedica un párrafo entero a los vagos (3:6–14). El asunto es tan serio que Pablo dice “el que no quiera trabajar, que tampoco coma.”

Los académicos se han ocupado diligentemente del estudio de los vagos bíblicos ¿Qué hace Pablo, el apóstol, predicador, teólogo y misionero, hablando de estas cosas? ¿Qué tiene que ver esto con el juicio de Dios, la venida de nuestro Señor Jesucristo y el día del Señor? Se ha sugerido que algunos cristianos en Tesalonica concluyeron que si Cristo estaba a punto de volver, no tenía objeto trabajar. El mérito de estos vagos radica entonces en que entendieron un asunto teológico y fueron radicalmente consecuentes con éste. Si la venida de Cristo está a la vuelta de la esquina, es inútil trabajar. Así, como se trata de algo que entendieron mal, lo que tienen entonces no es un problema volitivo ni actitudinal, sino teológico. Y la mala teología se corrige con buena teología. Por eso Pablo les escribe.[1]

El problema de esta interpretación teológicamente aguda del caso del zángano eclesiástico está precisamente en lo que escribe el apóstol. En primer lugar, Pablo afirma haberle dado a esta iglesia enseñanzas concretas con respecto al trabajo y a ganarse el pan. En segundo lugar, Pablo se pone de ejemplo a sí mismo y a sus acompañantes como personas trabajadoras que no fueron carga para nadie.

Lo anterior quiere decir que los vagos cristianos de la Tesalónica del siglo primero decidieron no prestar atención a la buena enseñanza ni al buen ejemplo. Siendo así las cosas, empezamos a dudar del mérito teológico que estos vagos pudieran tener. Las palabras de Pablo casi nos obligan a pensar que estos zánganos lo son por gusto. Lo más probable entonces es que usaron la pronta venida de Cristo como excusa para dedicarse a su actividad favorita; es decir, a no hacer nada. De modo pues que no tienen el mérito del discipulado radical producido por la mala teología que sí han tenido otros. No confundamos teología con vagabundería.

En tercer lugar, Pablo aclara que el vago no solamente se dedica a no hacer nada. El ser humano no puede estar totalmente desocupado. Por eso el vago del zángano se dedica a la actividad que constituye su verdadera vocación: meterse en lo que no le importa (3:11); o dicho de manera más respetuosa, se dedica a la chismografía; por eso lo de las antenas más largas. Aclaramos que hay chismosos que también trabajan y son productivos. No nos confundamos en este detalle tan importante porque algunas personas se podrían ofender. Debemos procurar siempre la ecuanimidad.

La cuarta cosa que hace el apóstol para atender el problema del zángano, además de mandarlo a trabajar, es pedirle a la comunidad a la que pertenece que haga dos cosas a favor del zángano: “denúncienlo públicamente y no se relacionen con él” con el propósito de “que se avergüence.”

Finalmente, Pablo hace una advertencia muy pastoral: “no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.” Al vago entonces no se le manda para el infierno, pero sí debe sentir vergüenza en esta tierra, por inútil y por andar metiéndose en lo que no le importa. ¿No le parece? Claro, el buen trabajador también necesita que disminuyan la corrupción, la injusticia, la explotación, y la violencia, entre otros, tanto para no perder el ánimo, como para disfrutar el fruto de su trabajo.



[1]Dorothy Jean Weaver, "2 Thessalonians 3:6-15," Interpretation 61, no. 4 (2007): 427.


agosto 09, 2010

Del Sentimiento Teológico

La infelicidad de la fe en plantillas

Milton Acosta

¿Cómo se puede sistematizar la poesía del sentimiento teológico?

¿Cómo se podrán catalogar los sentimientos del que intenta a Dios entender?

Un día el sentimiento es uno, otro día otro

El mismo día los dos, y hasta tres o cuatro

No tengo más aliado que el teclado

No tengo mejor compañera que las megas

Si pregunto, aumenta el desconcierto

Un día risas

Otro día lamentos

A Dios y a sus sabios les pregunto

No se ponen de acuerdo

¡Mira la historia!

¡Olvídate del pasado!

¡El hombre es agente de su propio destino!

¡Para qué se esfuerza uno!

¡Dios es fiel!

¡Dios se olvidó de nosotros!

¿Usted qué opina?

Tenemos mucho que ofrecer

¿Qué puedo hacer yo?

Cuidado con pensar dobleces

No seré el primero

Ni el último

Tenemos convicciones inequívocas

Sea usted el héroe

La fe viene de Dios

Dios, perdóname la pregunta pero ¿Qué estás haciendo?

Se me agotaron la lógica y los paradigmas

Se me dañó el metrónomo de la fe

¿Cómo es la fidelidad de Dios?

¡Aguante!

Dios actúa con nosotros, a pesar de nosotros, por nuestra causa,

Por nuestra culpa, sin nosotros, por encima de nosotros

No seré el primero en decirlo ni en pensarlo

¿Y de qué me sirve?

Tantas opiniones

Tantos opinadores que viven de sus sagradas opiniones

¿Seré yo el confundido?

Ah, ¡para qué me preocupo!

Esto es peor que teoría del caos, que teoría de grupo

Si llenar de negro el blanco LCD cambiara las cosas

Borradas estarían las letras del teclado, recalentado el Centrino y rayado el disco

La fe no es sentir siempre lo mismo ni de la misma manera

La fe se resiste al molde

Es como acero, es como agua, es como barro que somos los humanos

El sentimiento teológico sagrado es, así es y así parece

Inspirado en el Salmo 89