Todo por un collar exótico (2)
Debate profético en el noticiero de la noche
©2007Milton Acosta
¿Por qué es atractivo el mensaje del falso profeta? Mucho tiene que ver con la continuidad entre la cosmovisión y expectativas de la gente y el mensaje del predicador.[1] El predicador engañador lo sabe y lo explota. Aunque, al verlos con tanta sinceridad, convicción y autoridad, queda la duda. Además uno se pregunta si los falsos maestros de la Biblia hablan a sabiendas de su falsedad y su engaño. Hay casos en los que la mentira se les ve a leguas, hay otros en los que el tiempo revela el engaño, pero hay casos en los que es difícil saber qué decir.
¿Sabía Hananías que estaba predicando falsedad? ¿Están estos personajes confundidos o son corruptores y desacreditadores conscientes del oficio de la predicación y de la fe bíblicas? Algunos textos proféticos nos ayudan a entender un poco el asunto. Si el mensaje no es bíblico, entonces estas personas hablan del engaño de sus propias mentes (Jer. 14:14; Ezeq. 13:6); Dios no los ha enviado (Jer. 14:15; 28:15; Ezeq. 13:6); hablan mensajes que no se cumplen, aunque aparenten autoridad divina. Pero, tarde o temprano estas personas terminan todas avergonzadas (Miq. 3.5–7), aunque no sin antes haber causado muchos y grandes males. Es posible que algunas de estas personas en sus comienzos hayan sido auténticos mensajeros de Dios, pero se dejaron corromper en el camino y terminaron usando los dones divinos para ganancia personal.
Sea como fuere el engaño, la evidencia bíblica, histórica y actual muestra que hay formas efectivas de engañar a la gente en nombre de Dios. Hananías apela a tres cosas: los instintos, selectos pasajes de la historia de Israel y el nacionalismo. Les dice en síntesis que el pueblo de Dios no puede ser derrotado por un pueblo pagano, que la historia así lo demuestra y que de todas maneras un exilio corto es mejor que uno largo. Hananías pone a competir el pacto de David con el pacto del Sinaí: reduce la relación con Dios al disfrute incondicional de las promesas, olvidando que pacto sin lealtad y obediencia no puede existir. Precisamente donde está el atractivo está la caída. Por eso Jeremías le dice a Hananías, es más difícil que se cumpla lo bueno que lo calamitoso (Jer 28:9).
Un autor ha llamado el recurso retórico del collar de Jeremías “locuras divinas.”[2] Pero a Hananías no le ha hecho mucha gracia. Así que tampoco puede quedarse de brazos cruzados ante las palabras irónicas y contundentes del hombre del collar. Entonces, en lo que parece ser un arrebato de emoción combinado con una gran fuerza retórica efectista, Hananías le quita a Jeremías el yugo que lleva puesto de collar y lo rompe,[3] delante de todo el mundo. Acto seguido, cual auténtico profeta de Yavé, Hananías interpreta lo que ha hecho: Así ha dicho Yavé: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años (Jer 28:11). Uno casi puede escuchar la multitud prorrumpir en vivas ante noticias tan halagüeñas. Les han dicho exactamente lo que querían oír y se lo han dicho varias veces, personas que saben hablar, que usan todo el vocabulario religioso y se paran en tarimas reconocidas. Jeremías está en aprietos.
El final del v. 11 parece ser una derrota para el profeta Jeremías, ahora sin collar. Prácticamente lo dejaron sin mensaje. Dice el texto que “siguió Jeremías su camino;” se fue después de haber quedado en ridículo y sin haber podido decir una última palabra. Simplemente siguió su camino, mientras los otros celebraban.
Vale la pena hacer una breve pausa para pensar en la forma como se producen las avalanchas sociales de cualquier clase. Está demostrado que es posible la creación de tendencias y corrientes gracias tres factores: la ley de los pocos, el factor pegajoso y el poder del contexto.[4] Si un grupo pequeño de personas excepcionales logran construir un mensaje suficientemente sencillo, claro e impactante, son capaces de crear una especie de epidemia que se transmite de boca en boca, toda vez que se haga en el lugar apropiado y entre la gente apropiada. Sin decir que eso lo explica todo, es probable que sí nos ayude a entender, por lo menos en parte, lo que ha ocurrido en la historia de la humanidad y lo que está ocurriendo en América Latina en el campo religioso durante las últimas tres décadas: multitudes corriendo detrás de deslumbrantes, pero falsos profetas.
¿Ha visto a algún Hananías por ahí? ¿Hay solución para las epidemias sociales? ¿Hay prevención?
[1]Jean Pierre Bastian, "De los protestantismos históricos a los pentecostalismos latinoamericanos: Análisis de una mutación religiosa," Revista Ciencias Sociales 16 (2006): 47, 53.
[2]Willie van Heerden, "Humour and the interpretation of the book of Jonah," Old Testament Essays 5, no. 1992 (1992): 90. La expresión en inglés es “holy folly.”
[3]Tal vez este yugo-collar no era del tamaño natural puesto que al profeta Eliseo, cuando cambió de oficio, la madera del yugo le alcanzó para cocinar dos bueyes y repartir carne para todo el pueblo (1 Reyes 19:21). Por mucho músculo que tuviera, es difícil imaginarse a Jeremías cargando semejante cantidad de madera.
[4]Malcom Gladwell, The tipping point: how little things can make a big difference (Boston: Little, Brown and Company, 2000), 19. Cp. W. Chan Kim and Renée Mauborgne, Blue ocean strategy: how to create uncontested market space and make the competition irrelevant (Boston: Harvard Busines School Press, 2005), 150–151.
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