Los valores de los cristianos colombianos
Milton Acosta, PhD
En una conocida
revista de investigación y opinión en temas de política (“La silla vacía”) ha
salido un artículo que analiza la participación de los cristianos en las
elecciones del 11 de marzo de 2018 para el congreso de la república de Colombia
(«El voto cristiano se desinfló» 2018). Sobresale allí un tema de interés:
los valores cristianos. El artículo señala que a los cristianos les interesa la
constitución heterosexual de la familia y la defensa de esto significa entender
la familia según lo dice la Constitución colombiana y las leyes divinas. El artículo
añade que por eso se movilizaron los cristianos en contra de las cartillas del
Ministerio de educación en 2016 y en contra del Acuerdo de paz entre el
gobierno colombiano y las FARC, también en 2016, porque ambos promovían la
ideología de género; ideología en el sentido de “thin ideology” (Freeden 2003, 98).
Señala
además el artículo dos cosas fundamentales en cuanto a los valores cristianos:
que en los demás temas los cristianos votan como el resto de los colombianos y
que como en las elecciones para el Congreso no había “ningún tema que pusiera
en juego directamente los valores cristianos, los feligreses se abstuvieron de
votar o votaron por otros candidatos más ligados a los liderazgos locales de
sus barrios.” El propósito del artículo es cuestionar el supuesto “poder
electoral” de los cristianos. Eso para algunos es motivo de celebración y para
otros de preocupación. Pero el artículo muestra algo más grave todavía: la exclusión
de valores cristianos fundamentales en la teología y la agenda política de los
cristianos.
¿Cómo puede
un cristiano afirmar que el único tema relacionado con los valores cristianos
es la familia? Preguntemos, por ejemplo, si una familia no tiene con qué comer
por causa del modelo económico que promueve el presidente y aprueban los
congresistas, ¿de qué sirve que esa familia esté constituida por papá y mamá?
¿De qué sirve defender el matrimonio heterosexual en un país donde se abusa
sexualmente de dos niños por hora (El Tiempo 2017), en la mayoría de los casos en su propia casa
y en hogares que son o fueron originalmente heterosexuales?
El
propósito de estas preguntas no es, como correrán algunos indignados rasgándose
sus vestiduras a acusarme, defender la ideología de género, sino simplemente
señalar el orden de la importancia de las cosas o por lo menos la igualdad en
la importancia de los valores. El modelo económico es un asunto fundamental en
la Biblia porque pertenece a la esencia del pensamiento bíblico sobre la
justicia social: la combinación de justicia y derecho, misericordia y paz (Wright 1996, 153-68).
Si para los
cristianos los valores cristianos se limitan a la defensa de la familia y si
defensa de la familia se entiende solamente como la defensa del matrimonio
heterosexual, los cristianos necesitamos volver a la Biblia. Defender la
familia significa también defender la justicia social, lo cual a su vez
significa promover y procurar un modelo económico incluyente y solidario (como
dice la Biblia mucho antes de que aparecieran la izquierda, Marx y el
socialismo). Si no nos gustan los candidatos que promueven este tipo de
agendas, entonces es nuestro deber exigírsela a los candidatos que sí nos
gustan. Es decir, donde los cristianos tengamos alguna influencia, es nuestro
deber promover los valores cristianos en proporción a su importancia en las
Escrituras.
La reducción
de los valores cristianos a unos pocos temas explica por qué los cristianos en
los demás temas votan como el resto de los colombianos, sin tener en cuenta la
enseñanza bíblica sobre la justicia social; por un puesto, por “hacerle un
favor” a un familiar o a un vecino, o por el resto de razones que ya conocemos.
Así, la forma como participamos los cristianos en política demuestra que
verdaderamente somos colombianos.
Un señor
llegó a comprar en una tienda llamada “Pueblo de Dios”. Se acerca al mostrador
y pregunta:
–¿hay verdad?
–no, no hay;
–¿hay misericordia?
–no, no hay;
–¿hay conocimiento de
Dios?
–tampoco hay.
–Bueno y, ¿ustedes qué es
lo que venden? (Oseas 4:1-2).
2 comentarios:
Gracias Milton por escribir al respecto. Asunto pertinente y necesario.
Gracias profesor, por llamarnos a marcar diferencia
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