julio 31, 2007

Dogmatismo y convicción

El papel de la pereza en la fe


En un breve tratado titulado “Mi Religión,” Don Miguel de Unamuno dijo que el dogmatismo es resultado de la pereza y que en el mundo abundan lo uno y lo otro: “Tanto los individuos como los pueblos de espíritu perezoso - y cabe pereza espiritual con muy fecundas actividades de orden económico y de otros órdenes análogos - propenden al dogmatismo, sépanlo o no lo sepan, quiéranlo o no, proponiéndose o sin proponérselo. La pereza espiritual huye de la posición crítica o escéptica.”

Nos preguntamos, ¿Debe el cristiano ser dogmático? ¿Se puede tener convicciones sin ser dogmático? ¿Fue Jesús dogmático? ¿Qué de Pablo y los apóstoles? ¿Ha habido algún buen dogmático en la historia del cristianismo? ¿Es malo ser dogmático en cuestiones de la fe? ¿Es el dogmático fundamentalista y el fundamentalista dogmático? ¿Es lo mismo ser dogmático que ser impositivo? ¿Es posible tener convicciones sin ser dogmático? Y, después de todo, ¿qué es dogmatismo?

En el cristianismo ha existido el dogmatismo sobre la fe en sí, como la existencia de Dios, la resurrección de Cristo; y sobre asuntos relacionados con la fe, como la fecha y autor de un libro bíblico, por ejemplo. La lista de dogmas se ha ido haciendo cada vez más corta. Para muchos, la opción que tomó Thomas Hobbes hace ya más de trescientos años es atractiva, el minimalismo dogmático: “basta creer que Jesús es el Cristo.”[1] Todo lo demás que lo decidan los académicos.

Por consiguiente, el dogmatismo teológico no está de moda. Hoy se prefiere hablar de “teología cristiana” antes que de “teología dogmática” o “dogmática.” Poco a poco, desde Gabler (1785) se ha ido desarrollando una creciente preferencia por la teología bíblica, por encima, y a veces en contra de los loci, la teología dogmática o sistemática o cristiana. Así pues, en la teología bíblica y en la teología narrativa de hoy parece haberse encontrado espacio para que todos puedan decir lo que quieran, menos criticar y ser dogmático. Todo se tolera, menos el dogmatismo.

Pero el asunto no es tan sencillo. Madonna le tiene prohibido a sus hijos que vean televisión. Así lo dijo en una entrevista de televisión; la televisión, aseguró la artista pop, está llena de mucha basura. Por eso, sólo le permite a sus hijos ver una película los domingos, si se portan bien.[2] Conclusión: Madonna es dogmática en sus convicciones sobre la televisión y no se avergüenza de ello. Y no está sola.

Hay otra serie de dogmatismos que la gente no solamente cree sino que nos son suministrados con la anestesia del entretenimiento por medio de la televisión y el cine: la teoría de la evolución, las bondades de la promiscuidad sexual y del sexo fuera del matrimonio, las sexualidades adicionales innatas, la delicia de la venganza, la inevitabilidad del neoliberalismo, la realidad de la reencarnación y muchas otras más. Quienes estas cosas creen son dogmáticos y son impositivos. No creer tales cosas es motivo de rechazo, burla y menosprecio. Así que el mundo tolerante escoge a quien tolerar y a quien no.

En conclusión, el problema no es ser o no ser dogmático. El asunto es en qué se es dogmático y de qué manera. Descubrimos entonces que el mundo se está convirtiendo en un lugar donde todos los dogmatismos son aceptados, menos los de la fe cristiana. Y no solamente eso, en la llamada cultura occidental se le da permiso a todos los dogmáticos a imponer sus dogmas, especialmente si van contra la fe cristiana. Las razones se encuentra en la Biblia por todas partes.

Unamuno tenía razón al decir que el que tiene pereza de pensar la fe, fácilmente cae en dogmatismos y hasta en fundamentalismos violentos. Pero el problema no es el dogmatismo en sí, sino la forma de ser dogmático. Jesús y los primeros cristianos fueron literalmente dogmáticos hasta la muerte. Pablo dijo que si Cristo no resucitó en la carne, los cristianos somos dignos de lástima. Pero la invitación a la fe no es una invitación a la pereza en el pensar, lo cual sí es cierto que abunda. La religión y la fe siempre podrán ser criticadas, pero no se le podrá pedir que deje de ser dogmática. Una fe que no es dogmática es inconcebible, es una contradicción de términos. Las convicciones sobre la fe son los dogmas; si uno los cree es dogmático. Otra cosa es el fundamentalismo, la militancia y la imposición.



[1]Henning Graf Reventlow, "Scriptural Authority (Biblical Authority in the Wake of the Enlightenment)," in The Anchor Bible Dictionary, ed. David Noel Freedman (New York: Doubleday, 1992), 1039.

[2]Maira Oliveira, "Madonna Reportedly Bans Daughter from Dating until 18," AHN, Febrero 22 2007.

2 comentarios:

Marcos A. Gazovic dijo...

me gusto el texto. Gracias
Una pregunta: ¡qué opinión te merece el pensamiento de Karl Popper?

Aarón M.R dijo...

¿sera la misma Madonna que yo estoy pensando? y si es así: al rato terminarás creyendo que los comentarios que alguna ves haga Marilin Manson podrian ser de utilidad para tus estudios, jajajaja.