marzo 13, 2008

El Pacto

PACTO PACTO PACTO CRISTO CRISTO CRISTO
No sE deje confundir (2)
©2008Milton Acosta
Un día de ayuno, oración y meditación, un predicador se encuentra este texto:
“Así dice el Señor: He aquí, vienen días en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos; porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días: pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado” (Jeremías 31:31-34).
El predicador se preocupa, investiga, y ve que Hebreos 8 dice lo mismo. Nada que hacer; así es. Como lee la Biblia literalmente, reúne la iglesia y anuncia que no va a predicar más porque la Biblia dice que nadie tendrá que enseñar más a nadie; en adelante se reunirán sólo para leer la Biblia y orar; queda prohibido enseñar y predicar. Y, como la música ‘prepara’ la gente para el sermón, entonces los músicos quedan despedidos. Ante tales circunstancias, algunos de la iglesia piensan que para esa gracia es mejor que cada uno lea la Biblia en su casa y así se ahorran el transporte, el costo y mantenimiento de los edificios, salarios de pastores y empleados; así mismo, la ropa dura más y cuesta menos porque ya no hay que aparentar; y para redondear, se evitan los chismes internos y todos los problemas de los decibeles con los vecinos.
Eso, diría uno, es ser hermenéuticamente consecuente, interpretar la Biblia con una misma regla: si lo dice la Biblia, así es. Sin embargo, nadie toma este texto literalmente, ni siquiera los predicadores más irresponsables. La razón es que ese texto sí dice eso, pero no literalmente.
Ningún profesor de seminario aprobaría la lectura literal de ese texto. Además de quedarse sin empleo, estaría leyendo Jeremías sin tener en cuenta el resto de la Biblia y la historia de la interpretación de ese texto. El asunto es este: Por experiencia, Israel sabe que las tablillas de piedra se pueden partir, que los rollos se pueden romper, se pueden hundir en el agua, quemar, perder o ignorar. [1] Además, los documentos escritos y los ‘sitios sagrados’ están limitados a un lugar y a un medio. Por tanto, lo que se elimina son las limitaciones y la vulnerabilidad externa de un sistema basado en documentos escritos, ‘tierras santas’ y mediadores humanos; y cuánto más en mediadores por dinero. [2]
De modo pues que lo que este texto elimina no son los maestros en sí, sino los maestros mediadores, religiosos exclusivos y circunscritos a lugares; ese papel, en el nuevo pacto, sólo le corresponde a Cristo. Esto es de fundamental importancia para América Latina; somos muy dados a la mentalidad del administrador de la finca y a las concepciones mágicas de la fe. Los estudiosos de los movimientos cristianos de masa de Latinoamérica los interpretan como “contra-sociedades” que se estructuran según “el modelo de la hacienda.”[3] Así, el pastor juega el papel del patrón, “estableciendo relaciones de clientelismo con sus fieles sobre un modelo de gestión de lo religioso de tipo fundamentalmente autoritario, y podríamos decir patrimonial.” Es decir, experimentan una “aculturación corporativista,” lo cual señala una continuidad “con el universo cultural y religioso latinoamericano.”[4] Por eso afirma Arturo Piedra que “el espacio religioso de ‘apóstoles y profetas’ está dominado por un chamanismo protestante anacrónico, compuesto de actores que pretenden salvar al mundo por medio de la manipulación animista de espíritus malignos.” En la práctica, “la religión de apóstoles y profetas’ es un mundo de semidioses y chamanes que no se pueden tocar, so pena de recibir un castigo de sus dioses, porque los mismos ‘apóstoles y profetas’ son los dioses.”[5] Ese es exactamente el tipo de maestros que Jeremías y Hebreos dicen que se acabaron. No los resucitemos.
©2008Milton Acosta

[1](Exod 32:19; Deut 9:17; 2 Reyes 22:8; Jer 36:23; Jer 51:63).G. L. Keown, Jeremiah 26-52, Word Biblical Commentary, vol. 27 (Dallas: Word, 1998), 133.
[2]Estas palabras también están en continuidad con otros textos del AT (ej. Sal 40:8; 119:11; Deut 11:18). Ibid., 134.
[3]Orlando E. Costas, "La realidad de la iglesia evangélica latinoamericana," en Fe cristiana y latinoamérica hoy (Buenos Aires: Certeza, 1974), 66.
[4]Jean Pierre Bastian, "De los protestantismos históricos a los pentecostalismos latinoamericanos: Análisis de una mutación religiosa," Revista Ciencias Sociales 16 (2006): 51.
[5]Arturo Piedra, "El rostro posmoderno del protestantismo latinoamericano," en ¿Hacia dónde va el protestantismo?, ed. Sidney Rooy Arturo Piedra, H. Fernando Bullón (Buenos Aires: Kairós, 2003), 40–50.

1 comentario:

Aarón M.R dijo...

chamanismo protestante anacrónico, je je, buena esa.