noviembre 14, 2018

Kenosis por vía ambientalista


El estilo de vida sencillo



Milton Acosta, PhD

Cada uno vive según sus posibilidades económicas, pero también hay quienes viven por encima y otros por debajo de estas. Cuando uno vive por encima de sus posibilidades, hace una de tres cosas, o vive endeudado permanentemente, o invierte las prioridades en el gasto, o es un mantenido. La segunda consiste, por ejemplo, en estar a la moda y no tener para comer bien, tener lo último en tecnología y no tener para el transporte al final del mes, o conducir un buen automóvil y tener a los hijos en un mal colegio; los ejemplos abundan. De todos modos, vivir endeudado es muy complicado, pero vivir mantenido es muy sabroso.

El estilo de vida sencillo, que es lo que nos interesa en el momento, consiste en vivir con lo necesario, ni más ni menos (algunos añadieron la renuncia al poder y sus símbolos). Como consta en la literatura, esta forma de pensar el discipulado cristiano hizo carrera en América Latina principalmente en las décadas del 60 al 80 del siglo veinte; sobresalen Gustavo Gutiérrez, entre los teólogos de la liberación y René Padilla en la IFES y la Fraternidad Teológica Latinoamericana.

Detrás de la práctica del estilo de vida sencillo hay una teología del discipulado cristiano. En pocas palabras, se trata de imitar a Jesús, quien claramente vivió por debajo de sus posibilidades (Fil 2:5-8); no se endeudó, pero sí fue, junto con sus discípulos, mantenido por algunas mujeres (Lc 8:1-3). Dirán los holgazanes que son fieles discípulos de Cristo.

Lo curioso de este tema es que los practicantes y promotores del estilo de vida sencillo en la actualidad son otros. Se encuentran en TED Talks, Netflix y YouTube.  Se trata de los predicadores del evangelio del medio ambiente. Evangelio decimos porque se trata literalmente de la salvación de la humanidad. Un factor fundamental en este discurso salvífico es la imperiosa necesidad de disminuir la producción de basura y el consumo de contaminantes del medio ambiente con el fin de detener el deterioro sostenido y galopante de la naturaleza de la que los seres humanos somos parte.

Es claro que esto está directamente ligado al consumismo en el que ha caído la humanidad gracias al motor del capitalismo, el neoliberalismo, la vanidad, la codicia y la estupidez humanas. Dos de las más claras muestras de ello es todo el veneno y la basura que echamos constantemente a los ríos, y los rellenos sanitarios en los alrededores de las grandes ciudades del mundo que ya no dan abasto. Así, mucho de lo que hoy llamamos “progreso y desarrollo” ha contribuido significativamente a la destrucción del único lugar donde podemos vivir los seres humanos, el planeta tierra. Para lograr esta gran devastación, todos hemos aportado nuestros granitos y toneladas de mercurio, de plástico, de CO2 y demás.

Todo lo que se consume invita a la producción de más. De modo que consumir menos reduce la producción de todo lo que consumimos, incluyendo ropa, calzado, plástico, automóviles, electrodomésticos, aparatos electrónicos. De ahí los cinco mandamientos para ayudar a detener la destrucción de nuestro hábitat: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y compostar. Es posible rechazar lo que nos ofrezcan envasado, empacado o servido en plástico desechable, podemos reducir nuestras posesiones y consumo de suntuosidades, se puede darle un nuevo uso a las cosas antes de tirarlas a la basura, hay formas de separar lo desechado para que se vuelva a transformar en otro producto y, finalmente, es posible convertir los desechos orgánicos en abono y devolverlos a la tierra. Algunas de estas actividades requieren más esfuerzo que otras, pero si tienes a tus abuelos vivos, tal vez ellos puedan enseñarte un poco, especialmente si se criaron en el campo. Son expertos en todo esto.

Es cierto que el discurso ambientalista es para muchos un negocio, pero el cuidado del planeta por vía del estilo de vida sencillo y el desapego a los bienes materiales es uno de esos ejemplos donde los que afirmamos y defendemos la Biblia y los valores cristianos, tenemos que reconocer que no hemos sido el mejor ejemplo en el cuidado de la creación y que son otros los que, sin argumentos teológicos, cuidan de esta creación como si creyeran en Génesis 1 y 2. Quién lo hubiera creído, los “paganos” nos dan a los cristianos lecciones de teología de la creación, de cristología y de discipulado.©Milton Acosta 2018

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno Milton!!